jueves, 10 de noviembre de 2011

Elecciones

Ahora que se acercan las elecciones, es época de campañas. Es el único momento en el que los políticos se cuerdan de nosotros. Egoístamente hablando , para mi la prioridad absoluta es salir de esta puta crisis, que tanto daño nos está haciendo a las familias, en concreto a casi 5000000 de personas, en las que me incluyo . Pero como veo que a ninguno de los partidos políticos les importamos realmente, prometen y prometen, y cuando alcanzan el poder la ambición les ciega y pasan de la voz del pueblo. Por lo que mi voto irá para PACMA, así por lo menos los pobres animales tendrán representación parlamentaria. ya que estoy convencida de que esta vez lo conseguiremos. A continuación os dejo un artículo muy bueno, que me he encontrado por la red.
Próximamente se acercan elecciones generales en el estado español. Y por esta razón, vuelven a producirse multitud de debates entre quienes votan a un partido animalista, como el Pacma, o quienes prefieren otras opciones, normalmente las ecologistas o verdes, con es el caso del partido Equo.
Es difícil aportar algo nuevo a todo lo que se está comentando por la red, así que trataré de expresar y defender mi opinión, favorable al partido animalista, de la forma más concisa posible, y espero que ésta le sirva a alguien.
Las personas que defienden votar a partidos ecologistas se basan resumidamente en las siguientes razones:
- Tienen más posibilidades de obtener representación, por tanto es un voto más útil- Las propuestas son más realistas, más de ir “poco a poco”, sin pedir cambios radicales- El programa es más amplio e incluye no solo propuestas animalistas, sino también sociales, económicas, etc.- Y por último (y no podía faltar), se manifiesta que el ecologismo y la defensa de los animales deben ir unidos.
Paso a refutar estos argumentos, y después añadiré otros favorables a mi propuesta.
1) El argumento del “voto útil” es difícil de discutir, normalmente se está de acuerdo o no se está. Pero en este caso resulta bastante irrelevante. Si bien el ecologismo está más aceptado socialmente aún que la defensa de los animales y es previsible por tanto que obtenga más representación, aún así el ecologismo en las urnas es también una opción minoritaria. Y el partido animalista está doblando o triplicando los votos obtenidos en cada consulta electoral, siendo actualmente la tercera fuerza extraparlamentaria. Si la tendencia continúa así, es esperable que en estas elecciones se esté rozando la representabilidad parlamentaria. Por tanto, la estimación de representación de ambos partidos es entre 0 y 1 escaños. No existe una diferencia que permita utilizar el argumento del voto útil.
2) Cambios radicales frente al “paso a paso”. En general los animalistas ya tenemos bastante asumido que esta causa ha de ir despacio. El problema es la interpretación personal de qué es “radical” y qué es “gradual”. Y el problema es también, hasta qué punto de “gradualidad” se puede llegar sin traicionar los propios principios.
Un tema que ha dado mucho que hablar al respecto es la caza. El Partido Animalista pide su prohibición, el ecologista su regulación o disminución. ¿Es radical pedir el fin de la caza?
La cuestión de medir la radicalidad o no radicalidad de una medida está en cuál es la base de tus principios, y en la plausibilidad de que obtenga éxito. El partido animalista ha tratado de ir todo lo lejos que ha podido en sus propuestas dentro de los límites de la racionalmente posible. Pedir la prohibición de la ganadería está quizá demasiado lejos de esos límites, pedir la prohibición de la caza o de los espectáculos con animales puede que todavía entre dentro de esos límites.
Es difícil poner la vara de medir en el lugar correcto. En todo caso, las propuestas del partido animalista han tratado de ajustarse lo más posible a esos cambios graduales pero firmes y que no traicionen tus principios. Pueden parecer muy radicales para unos (como muy blandas para otros), pero es que se trata precisamente de un partido animalista.
3) Con respecto al argumento del programa más amplio: un partido animalista tiene como objetivo defender a los animales, y esa es su razón de ser. Teniendo en cuenta que la injusticia que se comete contra los animales no humanos constituye la abrumadora mayoría del total de la injusticia cometida en este planeta, no parece carente de sentido que exista un partido que se dedique “solamente” a defender a los no humanos. También podría verse de otra manera: casi todos los partidos omiten en sus programas cuestiones relativas al 99,99% de los individuos capaces de sentir. Y por último, existen otros partidos cuyos objetivos no son generales sino circunscritos a áreas concretas, como los nacionalistas, o los pro-piratería digital, por la legalización del cannabis u otros.
4) El argumento “ecología y animalismo deben ir unidos” es el más errado de todos. En realidad no solo no deberían ir unidos, sino que deberían separarse definitivamente y de una vez por todas. Explico por qué.
Los derechos de los animales constituyen un movimiento de liberación de individuos que son discrimados. De emparentarse con otro movimiento, tendría que hacerlo con otros movimientos de liberación de individuos discriminados, como la lucha contra el sexismo o contra el racismo.
En cambio, emparentar los derechos animales con el ecologismo es despojar a los animales de su individualidad para reducirlos a una amalgama abstracta: la fauna, las especies. Que es precisamente aquello contra lo que luchamos: queremos que se respete a los animales como individuos, cada uno diferente y valioso porque a cada uno le importa su propia vida.
Equiparar ecologismo a derechos animales es especista. Imaginemos que alguien pretende unir la causa ecologista con la del respeto a los pueblos indígenas. La gente se echaría las manos a la cabeza y lo tildaría de racista, porque sería como equiparar a los indígenas, “que son seres humanos”, con la naturaleza, y eso no puede ser porque sería “tratarlos como a animales”.
Por esta razón el equiparar a la causa animalista con la ecologista es un caso más de especismo. Es negar la individualidad y los derechos de millones de individuos para convertirlos en “especies” y manejar este concepto como se maneja el de ecosistemas o el de cadenas montañosas. Si se hiciera lo mismo con seres humanos, no lo toleraríamos. Con animales no humanos tampoco debemos tolerarlo.
Quiero resaltar aquí que no estoy diciendo que la ecología sea especista, lo que es especista es pretender que ambas cosas son lo mismo. Otra cuestión es que, además, en muchas ocasiones el ecologismo se vuelve especista, como el caso de las “especies invasoras“, u otros en los que los ecologistas proponen matar individuos como solución a determinados conflictos. Sin embargo, cuando los conflictos son entre humanos nadie propone como solución aniquilar a los humanos invasores. Esto no significa que el ecologismo sea especista, significa que hay personas ecologistas que aplican sus puntos de vista especistas.
Mantenernos unidos al ecologismo puede tener ventajas de orden práctico, como argumentan quienes defienden esta unión, pero tiene una única y devastadora desventaja: renunciar al más importante de nuestros principios, que es defender la individualidad de cada ser capaz de sentir, y volver al estado del que tanto nos está costando salir, al de los animales como fauna y entidad abstracta colectiva. Un precio demasiado elevado que no puede compensar ninguna ventaja práctica.
Un movimiento social debe tener un brazo político. En el estado español tenemos un partido animalista de tendencia antiespecista. Imagina que el partido animalista consigue muchos votos, incluso obteniendo representación parlamentaria, lo cual provocaría un gran impacto mediático. La sociedad lo percibiría como que el movimiento animalista es fuerte y con amplio respaldo social. Los políticos también lo percibirían así. Estaríamos avanzando hacia un mundo menos especista.
Ahora imagina que el partido animalista consigue pocos votos, porque los animalistas han diluido su voto entre partidos ecologistas, verdes o de otro tipo. La sociedad se reforzaría en su percepción de la causa animalista como marginal y minoritaria. La clase política también quitaría importancia al movimiento animalista al percibirlo minoritario. Independientemente de cuáles sean los programas y lo que haga al final cada partido, sólo este hecho es de suma importancia.
Para terminar quiero manifestar todo mi respeto a quienes deciden votar opciones no animalistas. No me interesa la política, me interesa encontrar la mejor manera de ayudar a los animales. Quienes nos declaramos antiespecistas o animalistas sabemos que cada cosa que hacemos en nuestra vida cuenta. Votar también. Si te importan los animales, piénsalo muy bien cuando acudas (si acudes) a las urnas.
Fuente: http://www.cuestionderespeto.com/elecciones/

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