martes, 15 de septiembre de 2009

Toro de la Vega, el último festejo que mantiene la muerte con lanza


A las 11.00 horas de esta mañana saldrá de la calle de San Antolín de la localidad vallisoletana de Tordesillas, «Moscatel», un morlaco de 540 kilos, de la ganadería de Victorino Martín, que tras cruzar el puente medieval sobre el río Duero y llegar a los prados de la Vega reabrirá la polémica de todos los años.
El Toro de la Vega, declarada Fiesta de Interés Turístico Regional, es una tradición que se remonta al menos al siglo XVI. Es el único festejo taurino que conserva la suerte de la lanza, introducida por los jinetes árabes durante la dominación musulmana.
Se trata de un torneo de raíz medieval seguido por decenas de miles de espectadores, en el que el toro puede resultar vencedor, como ha ocurrido en varias ocasiones, o vencido por una lanza.
Como todo torneo, el Toro de la Vegatiene su propio reglamento. Éste prohíbe utilizar cualquer tipo de vehículo en el campo. Así, el astado y el participante estarán en igual de condiciones. El toro se defenderá con sus armas naturales y el torneante, bien a pie o a caballo, se defenderá con una lanza.
Voces en contra del Toro de la Vega Para muchos, la historia de este festejo taurino es sufienciente para defenderlo de las críticas. Para otros, es una simple excusa. Es el caso de Theo Oberhuber, coordinadora de campañas de Ecologistas en Acción. «Defender esta fiesta apelando a la tradición no es justificación», asegura. «Las tradiciones que aportan valores son dignas de mantener, pero el Toro de la Vega es un festejo brutal y bárbaro en el que se persigue y ataca hasta la muerte al animal», sentencia.
El pasado domingo, medio millar de personas se manifestaron en Valladolid para exigir la abolición del Toro de la Vega. Quiseron denunciar este espectaculo "de sangre, tortura y muerte" y mostraron su indignación por «la vergonzosa cultura de maltrato a los animales que hay en España».
Entre los manifestantes se encontraba el cantante del grupo Celtas Cortos Jesús Cifuentes, que escenificó durante unos minutos ser el propio toro, a quien alancearon dos personas. La protesta concluyó con un manifiesto a favor de los derechos de los animales, guardaron un minuto de silencio por «Moscatel» y desplegaron una pancarta gigante con el lema «Junta de Castilla y León responsable».
Jesús Cifuentes, de Celtas Cortos, en la protesta del pasado domingo / EFE
Voces a favorPor su parte, desde la Junta de Castilla y León, se apoya y defiende este acto como Fiesta de Interés Turístico Regional pero se prefiere no entrar en polémica. Así lo expresa Mónica García, gerente del Patronato de Cultura.
La alcaldesa de Tordesillas, María del Milagro Zarzuelo, en una entrevista concedida al Norte de Castilla, se defendió de la Asociacion Nacional para el Bienestar de los Animales (ANPBA), que presentó una petición para «humanizar el espectáculo», asegurando que éste «ya está humanizado».
En 1966, la Comisión de Festejos del Ayuntamiento de Tordesillas elaboró un documento oficial en el que se manifestaba que las reses «no sufrirán agresión de golpes o heridas» y en 1999 se elaboró una ordenanza que introdujo la figura de un puntillero profesional para que se encargara de sacrificar al animal en caso de que éste estuviera agonizando.
Con estas palabras, la alcaldesa apoyó tener sensibilidad con el astado y amparó la idea de que el toro no padezca dolor o sufrimiento en los momentos previos a su muerte. Desde el Ayuntamiento también se sostiene la idea de que el torneo está humanizado, alegando que se suelta al animal al aire libre, en su entorno, y no se emplean elementos de distracción como capotes, lo que supone un enfrentamiento «cuerpo a cuerpo» entre el hombre y el toro, ya que está prohibido arrojar las lanzas contra el animal. Asimismo, la alcaldesa subrayó que el espectáculo está considerado un evento de interés regional, con lo que concluyó asegurando que dicho festejo «no es tan salvaje».
Para los propios habitantes de la localidad vallisoletana, la relevancia mediática que ha tomado el Toro de la Vega es desmesurada. En algunos foros defienden este festejo asegurando que el toro sufre menos que en una corrida, donde el animal no se encuentra en su hábitat natural, le clavan una pica desde un caballo, le ponen tres pares de banderillas y después le matan con un estoque. Otros aficionados no entienden cómo se pueden defender fiestas como los Sanfermines, en las que se mata aproximadamente a 40 toros en una semana, y se ataca la tradición de Tordesillas donde únicamente se acaba con la vida de un astado.

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